jueves, 21 de abril de 2011

--Una Remision de Sus Pecados,-- Mosíah 4:1-3

Mosíah 4:1-3

El resultado de la mensaje angélica que el Rey Benjamín les habían entregado causó  que el temor del Señor a venir sobre el pueblo. (Estoy tratando imaginar cómo sucedió esto.) Me impresiona que esto sucedió al fin del reinado y la vida de Benjamín. Su pueblo debería haber tenido un amor profundo, un gran sentido de respeto, y confianza absoluta hacia él para permitirse ser influido de esta manera. Esto también es testamento a una vida  de labor diligente.

En el versículo 2, el pueblo clama:
¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones; porque creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que creó el cielo y la tierra y todas las cosas; el cual bajará entre los hijos de los hombres!
 Esto me confunda un poco de cómo  sucedió. ¿Cómo puede un multitud de personas clamar en una voz? ¿Tal vez fue dado a ellos lo que deben decir? ¿O fue improvisado? ¿Es importante saber? Si les fuera dados lo que decir, o si les fuera compelido naturalmente por el Espíritu de Dios, tal vez no sea tan importante como la realidad de que esto fue el deseo unido de sus corazones. Y cuando  pronunciaron los del pueblo estas palabras, fueron llenos del Espíritu del Señor y recibieron una remisión de sus pecados por su fe en el Señor Jesucristo (véase versículo 3).

Tal vez esto no fue tan diferente de como efectuamos la Santa Cena en nuestro día, en la unidad y el propósito.

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