lunes, 16 de enero de 2012

--¿Quién Declarará Su Generación?-- Mosíah 15:10-17


Mosíah 15:10-17

Abinadí explica como aquellos que hagan acceso a la expiación de Cristo (por hacer ofrenda del alma de Él para los pecados de ellos), ellos son los que se convierten a la posteridad de Él, o como habia dicho el rey Benjamín, a los hijos de Cristo. (Esto me recuerda de años pasados cuando al recordar mis convenios, me motivaba para convertirse a un hijo de Cristo. O sea, de allí vino el deseo.)

Los versículos 10 y 11 me hace considerar el papel de los profetas. Sin las palabras instructivas de los profetas, no hay nada para que los hijos de los hombres pudiera ejecutar su fe, con el fin de que pudiera aplicar la sangre expiatoria de Cristo y se convirtiera  herederos de la salvación.

Entonces la pregunta de Abinadí, o la pregunta de Isaías: ¿quién declarará su generación? Esto es el papel del maestro profeta. Este es lo que Abinadí  se trataba a enseñar a estos sacerdotes inicuos. Sabemos que del registro siguiente que uno por lo menos, Alma, estaba escuchando atentamente y estaba comprendiendo.


Al contemplar esto me hace pensar que todo la misión de Abinadí era para Alma, no para condenar a Noé. Y lo más que lo considero, lo más creo que así era. Porque me parece, y así lo ha dicho (Juan 3:16), que Dios es más interesado en la salvación de sus hijos que en la condenación de ellos.

Versículo 14 describa a los profetas como:
  1. Los que han publicado la paz.
  2. Los que han traído gratas nuevas del bien.
  3. Los que han publicado la salvación.
  4. Ellos dicen a Sión: ¡Tu Dios reina!

Al leer de la papel de los prefetas, las bendiciones y trabajo, yo hallo una aplicación personal. Moisés enseñó que  todo el pueblo de Jehova pueden ser profetas (Numeros 11:29).  De hecho,  hallo aplicación personal por todo este grupo de escrituras, como el Señor tendría que yo enseñara el evangelio de paz al pueblo.

martes, 3 de enero de 2012

--Dios Mismo Descenderá... y Redimirá a Su Pueblo,-- Mosíah 15:1-10

Mosíah 15:1-10

Inmediatamente después de citar al pasaje extendida de Isaías, Abinadí explica que --Dios mismo descenderá entre los hijos de los hombres, y redimirá a su pueblo.-- Esta sola frase pone un fin a la ambigüedad y la confusión de religión, y me da una clara y definida forma de creer. Esto es la qué y la porqué de mi creencia.

Versículos 2 a 5 no se puede pasar como ligera porque explican uno de los misterios teológico más grandes de nuestro tiempo. Las notas de pie son de ayuda especial cuando se referencia a la multitud de otras escrituras que dicen la misma cosa: que Cristo es un Dios, el Hijo de Dios y el verdadero Padre Eterno del cielo y de la tierra.

Los versículos que proceden al versículo 8 demuestran como Cristo pudo superar y rompiar a las ligaduras de la muerte. Me impresiona que esto es tanto en referencia a la muerte espiritual como es para la muerte física. Versículo 9 lo pone así, --habiendo quebrantado los lazos de la muerte, tomado sobre sí la iniquidad y las transgresiones de ellos, habiéndolos redimido y satisfecho las exigencias de la justicia.--

Este capítulo es repleto en sentido y doctrina. Abinadí continua a contestar una de las preguntas que hace Isaías. --¿Quién declarará su generación?-- (vs. 10). La respuesta es un recordatorio sorprendente  de mi responsabilidad para actuar. Yo creo que continuaré con este pensamiento en la próxima entrada.