miércoles, 22 de junio de 2016

--Nadie me lo ha dicho sino Dios,-- Alma 20:1-7

Alma 20:1-7

El rey Lamoni invita Ammón para acompañarlo a conocer su padre el rey. Me impresiona por cuán claramente Ammón puede recibir las directivas divinas, o lo que más comúnmente llamamos la revelación personal. El relato no indica la hora en que vino la revelación a Ammón, sea inmediatamente después de la invitación de Lamoni o tal vez más adelante en un momento de quieto reflexión y oración.

Es también impresionante cuán rápido responda Lamoni a esta directiva divina una vez que se entera de su fuente.(véase vs. 5-6) Entonces en verseículo 7, hay también un cambió de actitud de parte de Lamoni. Donde al principio, Lamoni pensó en congraciarse con el rey de la tierra de Middoni, quien fue amigo suyo. Ahora Lamoni declara que él abogará con el rey para el rescate de los hermanos de Ammón. Hay algo en saber que la directiva fue en actualidad un mandato divino que cambió la actitud de Lamoni y su sentido de urgencia. De repente, no fue una injusticia social que necesitó ser rectificado; sino que fue la palabra de Dios directamente a su siervo designado. Lamoni tanto reconoció y reverenció como tal.

(El Espíritu del Señor ha verificado este punto final en mi mente esta mañana. Me causa considerar cuanto me ha beneficiado la vías del Señor que se halla en este volumen de escritura.)  

En contemplar la respuesta de Lamoni, me causa considerar también la profundidad de su conversión como se relata en el capítulo anterior.

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Hay una cosa a que no atendí en este grupo de versículos. Es la declaración simple al principio del capítulo que podía haber tomado una volumen entera en sí misma. Versículo 1 lea: -- Y sucedió que después que hubieron establecido una iglesia en esa tierra...-- El fin del capítulo anterior dice que ellos establecieron una iglesia entre los que han creído. Me parece que esto no fue algo que sucedió instantáneamente, sino que requirió a un empeño particular por la parte de Ammón y todos los involucrados.