martes, 16 de mayo de 2017

--¡A ver la maravillosa luz de Dios!,-- Alma 26:1-7

Alma 26:1-7

Este capítulo representa el final de 14 años de las obras misioneras para Ammón y sus hermanos, aunque no lo diga expresamente al principio del capítulo. Más bien, este capítulo comienza de inmediato con las observaciones de Ammón mientras reflexiona sobre sus labores. 
Sus comentarios comienzan con una serie de preguntas:
  •  "... ¿Pudimos habernos imaginado, cuando salimos de la tierra de Zarahemla, que Dios nos concedería tan grandes bendiciones?" (Vs. 1)
  • "... ¿Qué bendiciones grandes nos ha concedido? (Vs. 2)
 Ammón procede a responder por sí mismo con esta declaración primero:
... Nuestros hermanos los lamanitas se hallaban en la obscuridad, sí, aun en el más tenebroso abismo; mas he aquí, ¡cuántos de ellos han sido guiados a ver la maravillosa luz de Dios! (Vs. 3)
Y luego señala la bendición:
Y esta es la bendición que se ha conferido sobre nosotros, que hemos sido hechos instrumentos en las manos de Dios para realizar esta gran obra. (También vs. 3)
La descripción que hace Ammón de la conversión de los lamanitas en términos de luz y oscuridad es curiosamente profunda, y luego vincula su trabajo como instrumentos en las manos de Dios para traer a otros a la luz. La gran bendición que Ammón ve aquí es que se le permitió convertirse en un instrumento de luz! Y que él puede verlo como tal, algo que no es discernible con los ojos naturales, es aún más notable, porque esta cosa, que no se ve con los ojos naturales, es la bendición misma para la que encontró la mayor alegría.

Los siguientes cuatro versículos describen la preservación de aquellas almas preciosas que son traídas al rebaño de Dios y la protección que les proporciona a través del "Señor de la cosecha" contra las tormentas de este mundo.


Los versículos 4 a 7 son versículos importantes en que ilustran la seguridad y protección que se ofrece a todos aquellos que se convierten al evangelio de Cristo. Si bien el mundo quiere que pensemos que esa seguridad y protección contra la conmoción no es muy glamorosa (esto es particularmente cierto entre mis propios adolescentes), la realidad de tal protección se ilustra bien en estos versos metafóricamente.


Considera esta promesa: "
Mas cuando venga la tempestad, serán reunidas en su lugar para que la tempestad no penetre hasta donde estén". (Vs. 6) Mientras que el adversario convencería a la juventud de que tal es un camino soso y aburrido. La realidad es justamente lo contrario. La protección contra las angustias y los dolores resulta en mayor alegría, felicidad y plenitud. La vida tiene una manera de ilustrar eso en solamente algunos años cortos de elegir cada uno de los dos caminos. La dificultad es que sólo aquellos que eligen caminar en la luz pueden ver claramente la delineación de los dos caminos separados.