martes, 4 de febrero de 2014

--Obras Dignas de Arrepentimiento,-- Alma 5:50-62

Alma 5:50-62

En los primeros tres versículos de este grupo, Alma testifica de cosas que le había oído del Espíritu Santo.

Todos estos versículos surgiere que hay una división literal entre los justos y los inicuos. Pronto viene el reino de Dios donde morarán los justos. Entonces, uno debe arrepentirse de sus pecados y hacer las obras de los justos si uno desea ser parte de este reino.

¿Cómo se distingue entre los justos y los inicuos? O sea, ¿qué clase de persona heredera el reino de los cielos? También me pregunto, ¿entre cuál grupo de personas quiero yo disfrutar de su amistad?

En el reino de los cielos, hay los arrepentidos. Son aquellos que desean seguir la voz del Buen Pastor. (vs. 57) Son aquellos cuyos nombres están escritos el libro de la vida. (vs. 58) Y será Dios quien separará los inicuos de entre los justos. (vs. 59)

Me impresiona este pensamiento, que en el reino de Dios, no habrá los que se burlan de los demás. No habrá los que ponen las ropas costosas. No habrá los que hollan con los pies al Santo de Israel. No habrá los que se inflan con el orgullo al corazón. No habrá los que niegan a los pobres y los necesitados. En fin, nada impuro puede morar en la presencia de Dios, y --los nombres de los inicuos no serán mezclados con los nombres de los de mi pueblo;-- (vs. 57)

Y a los que no se arrepientan, son talados y echados a un fuego. Alma también explica que este fuego es eterno, o sea inextinguible. (vs. 52) No hace mucho énfasis en este punto, pero sí lo enseña como una verdad eterna.

Ahora, entiendo mejor las enseñanzas del Salvador respeto a las ovejas y los lobos. Siento  que puedo relacionarme mejor con la idea de que los lobos son tendencias entre mí que deben ser echos fuera porque destruyen a las ovejas, o las obras buenas. Que se habla por vía de mandamiento simplemente significa que si entretenemos lobos entre el rebaño, ciertamente morirán una oveja o más. No es una probabilidad, no es una sugerencia buena,  sino es un hecho. Por eso, a los que no quieran morir, los profetas dan mandamientos para su seguridad y bienestar. (vease vs. 60-61)