--Rabbánah, el Rey Desea que Te Quedes,-- Alma 18:8-17

Alma 18:8-17

Al leer estos versículo de la fidelidad de Ammón como un siervo del Rey Lamoni, las palabras del Salvador me viene a la mente: --el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo,-- (Mateo 20:26-27) Al regresar al libro de Alma en el versículo 13, leemos, --Y le dijo [a Ammón] uno de los siervos del rey: Rabbánah, que interpretado significa poderoso o gran rey, pues consideraban que sus reyes eran poderosos; y por eso le dijo: Rabbánah, el rey desea que te quedes.-- De repente, por causa de su fidelidad como siervo del rey, los demás siervos ya están llamándole un gran y poderoso rey.

En el tema de elogio, debo notar unas otras referencias. Pienso que elogios o las alabanzas mundiales estorba la obra del Señor a tornarse a un fin y un obstáculo a nuevas oportunidades para enseñar. Cristo mismo desvió elogio cuando dijo, --¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.-- (Marcos 10:18)

Pres. Uchtdorf una vez enseñó, al referir al Presidente James E. Faust:

Me explicó también cuán corteses son los miembros de la Iglesia, en especial con las Autoridades Generales. Dijo: “Lo tratarán muy amablemente, y dirán cosas agradables de usted”. Se rió un poco y luego dijo: “Dieter, esté agradecido por ello; pero que nunca se le vaya a la cabeza”.

Pres. Uchtdorf sigue enseñando:

 Sabemos que la contribución que podemos hacer por nosotros mismos es pequeña; no obstante, conforme ejercemos el poder del sacerdocio en rectitud, Dios puede hacer que se lleve a cabo una obra maravillosa mediante nuestros esfuerzos. Debemos aprender, como lo hizo Moisés, que “el hombre no es nada”(Moises 1:10) por sí mismo, pero que “para Dios todo es posible”(Mateo 19:26).

Regresando al relato de Ammon, él llegue a la misma conclusión en el versículo 17:

Yo te digo: ¿A qué se debe que te maravilles tanto? He aquí, soy un hombre, y soy tu siervo; por tanto, cualquier cosa que desees, que sea justa, yo la haré. (enfasís añadida)