Mediante medios engañosos, aquellos que rechazaron las palabras de Cristo enseñadas por Alma y sus hermanos buscaron activamente castigar a aquellos de su comunidad que creyeron. Fueron expulsados de la tierra de los zoramitas y luego se recibieron en la tierra de Jersón entre el pueblo de Ammón.
Allí fueron recibidos abiertamente "y sucedió que Alma y sus hermanos les ministraron". ( vs. 7 ) Este es un verso simple pero tan profundamente significativo para mí, a la luz de los recientes cambios en los esfuerzos ministeriales de la Iglesia.
En versículos 8 y 9, el principal gobernante de los zoramitas parece ser él que está más agitado por la conversión de muchas personas de su comunidad. Es él que exige que los del pueblo de Ammón cesen de ministrar a aquellos que están siendo expulsados de su tierra. Pero tales demandas caen en sordo oídos, especialmente cuando se trata de personas que tienen experiencia de primera mano siendo ellos mismos los refugiados:
Y profirió muchas amenazas contra ellos. Mas el pueblo de Ammón no tuvo miedo de sus palabras; por tanto, no los echaron fuera, sino que recibieron a todos los zoramitas pobres que llegaron a ellos; y los alimentaron y los vistieron y les dieron tierras por herencia y los atendieron según sus necesidades. ( vs. 9 )
La caridad y la bondad de pueblo de Ammón es excepcional, pero en los siguientes versículos se muestra aún mayormente. No sabía que debido a la reubicación de los conversos de Zoramite y la posterior guerra que siguió (una réplica casi exacta de los eventos desde cuando ellos mismos primero se convirtieron), que el pueblo de Ammón literalmente renunció a la tierra que habían recibido y se habían mudado a la tierra de Melek. ( ver vs. 13 )
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Hay un pensamiento más que quiero añadir aquí:
Los zoramitas que rebelaron contra los profetas de Dios últimamente se unieron a los lamanitas en contra del pueblo de Dios. Cuando uno rechaza la verdad, no se queda neutral. ( ver vs. 10-11 )
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