Lo que me sorprenda acerca de este grupo de versículos es que en un sentido, nada ha cambiado. Sus circunstancias externas no habían cambiados. Después el rescate de Aarón y sus hermanos del cárcel, ellos regresaron a las sinagogas de los amalekitas y entre cualquier asamblea de los lamanitas donde se permitía entrar. El lugar no había cambiado.
Lo que sí cambió fue este: --E iban por dondequiera que los guiaba el Espíritu del Señor,-- ( vs. 16). Regresé y busqué para cualquiera referencia al Espíritu del Señor como guía a sus esfuerzo, y no había. El encarcelamiento y los sufrimientos que resultaban parecen haber sido el catalizador humildad necesario para preparar este grupo particular de misioneros para el trabajo que estaban enfrente de ellos.
Ahora versículo 17 dice que:
...el Señor empezó a bendecirlos de tal modo que llevaron a muchos al conocimiento de la verdad; sí, convencieron a muchos de que habían pecado, y de que las tradiciones de sus padres no eran correctas.Hay una nota de pie en la palabra --convencieron--. Hay un deseo dentro de mí para convertirse a este tipo de instrumento en los manos del Señor.
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