jueves, 5 de diciembre de 2013

--Para Presentaros ante Dios,-- Alma 5:14-25

Alma 5:14-25

He luchado con estos versículos tan directos por unos dos o tres semanas ya. Finalmente, hoy me doy cuenta de que no he permitido a mi mismo a buscar para las aplicaciones personales. Siento ahora con este recordatorio, tal vez yo puedo aprovechar algo de lo que voy a leer aquí.

Las tres preguntas en el versículo 14 merece una sincera respuesta de cada uno. Si no podemos reflexionar sobre este versiculo, poco sentido tiene lo demás. Si no podemos contestar definitivamente y claramente para nosotros mismos, mayor atención debemos poner. Algunos piensen que es imposible comprender las cosas de Dios. Tal vez, en total, sí lo es. Sin embargo, en cuanto a como las doctrinas de Cristo, y su aplicación a nosotros, debemos y podemos comprender claramente los términos de la salvación.
  • ¿Habéis nacido espiritualmente de Dios? 
  • ¿Habéis recibido su imagen en vuestros rostros? 
  • ¿Habéis experimentado este gran cambio en vuestros corazones?
O sea, para recibir la salvación debemos cambiarnos (ser nacido espiritualmente de Dios). Debemos experimentar un gran cambio en nuestros corazones para que reflexionamos la luz de Cristo, aún en nuestros rostros.

Cuando leo estos versículos y las preguntas que hace Alma, debo recordar que no son acusaciones. No están hechos con un espíritu de contención. Yo tengo que suponer que cuando Alma les hace estas preguntas que está actuando de acuerdo con un espíritu de amor y compasión. Así cambia el sentido totalmente.

Estas preguntas ilustran dos estados de ser: uno donde estamos en el pecado, y el otro donde estamos limpiados de nuestros pecados mediante la sangre de Cristo, preparados para presentarnos ante Dios. Hay un espacio entre los dos estados lo cual representa el trabajo que uno debe hacer para listarse para comparecer ante el tribunal de Dios.

Y para considerar este juicio final, Alma nos invita imaginar como será con nosotros.  Nos pregunta si en verdad hemos experimentado este gran cambio de corazón.

He parado en el versículo 16, contemplando la posibilidad regresar a mi Padre Celestial habiendo logrado la salvación. ¿Puedo imaginar oír al Padre decir --sus obras han sido obras de rectitud--? ¿Que se requiere de mí para lograr tal agradecimiento?

Los términos de la salvación son basados en el poder expiatoria de Cristo. El versículo 21 explica que debemos limpiarnos por medio de la sangre de Él. Me hace pensar en la relación que uno debe tener con Cristo. Esto recordando en mi propia vida la realidad del proceso de limpieza, lo cual es el arrepentimiento.
--...Porque nadie puede ser salvo a menos que sus vestidos hayan sido lavados hasta quedar blancos.--
Esto surgiere que hay un proceso de limpieza que se nos requiere para lavarnos, o limpiarnos, de nuestros pecados.  

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