miércoles, 29 de octubre de 2008

Mansedumbre y el Espíritu de Poder, 2 Nefi 3:5

2 Nefi 3:5

He estado luchando para comprender lo que el Señor me quiere comprender en estos días pasados, y me ha costado entenderlo. Pero a final me quedo en estudio de la mansedumbre. A mi parecer, no fue relacionado con los primeros versículos del capítulo tres de 2 Nefi.

Esto fue para mí una invitación para contemplar la virtud de la mansedumbre. De estudios pasados, recordé que la mansedumbre no equivale la debilidad. Mas es parecido a la humildad. Se requiere que seamos prestos a aprender el evangelio, temerosos antes del Señor.

Luego leí en Moroni 7:44, "y si un hombre es manso y humilde de corazón, y confiesa por el poder del Espíritu Santo que Jesús es el Cristo, es menester que tenga caridad..." Este versículo para mí es bien conocido, pero esta primera parte esta vez me impresionó, "si un hombre es manso y humilde de corazón."

Regresando a 2 Nefi 3, aprendimos de los convenios del Señor que él hizo con José de Egipto. José profetizaba de una obra que sería de gran beneficio a sus descendientes. La conexión entre estos convenios y este atributo divino de la mansedumbre es el poder del Espíritu Santo, el cual se manifiesta una verdadera testimonio del Cristo.

O sea, la forma en que se cumplirá los convenios del Señor que Él hizo a José será al llevar a los descendientes de José a un testimonio del Mesías en los postreros días, con el espíritu de poder, para sacarlos de las tinieblas a la luz, o sea de la cautividad y obscuridad a la libertad.

¿Y cómo se llevaría a ellos este testimonio? Es necesario que aquellos que posean un testimonio verdadero del Cristo sean mansos y humildes de corazón. Si no, esta obra no se llevará acabo. No tendrá el poder del Espíritu Santo para testificar. Y si esto no sea el caso, no habrá caridad, ni el poder para sacarles de las tinieblas a la luz.

Sin embargo, los convenios del Señor se debe cumplir. Y serán cumplidos de acuerdo con los doctrinas y principios del evangelio. Entonces, habrá los que serán mansos y humildes de corazón, y si yo quiero ser parte de esta obra, es menester, que yo me esfuerzo para que sea yo manso y humilde de corazón.

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